Según la wikipedia:
“La religión es una
parte de la actividad humana consistente en creencias y prácticas acerca de lo
considerado como divino o sagrado, de tipo existencial, moral y espiritual. Se
habla de «religiones» para hacer referencia a formas específicas de
manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos
humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos rígidas,
mientras que otras carecen de estructura formal y están integradas en las
tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que se practican. El
término hace referencia tanto a las creencias y prácticas personales como a
ritos y enseñanzas colectivas.”
Según el sociólogo G.
Lenski, es “un sistema compartido de
creencias y prácticas asociadas, que se articulan en torno a la naturaleza de
las fuerzas que configuran el destino de los seres humanos”.
Por su parte, el
antropólogo Clifford Geertz propone una definición alternativa: “La religión es un sistema de símbolos que
obra para establecer vigorosos, penetrantes y duraderos estados anímicos y
motivaciones en los hombres, formulando concepciones de un orden general de
existencia y revistiendo estas concepciones con una aureola de efectividad tal
que los estados anímicos y motivaciones parezcan de un realismo único”
En España, según un reciente estudio de la empresa gallega Obradoiro de
Socioloxia, realizado entre septiembre y diciembre de 2008, con 12800
entrevistados, muestra la siguiente realidad religiosa en nuestro país:
Católicos practicantes
29,2%.
Católicos no
practicantes 51,3%.
No creyentes 8,9%.
Ateos 7,6%.
Pero existe en España otra creencia y práctica que podría acercarse
a estas definiciones de “religión”, y es
la religión de la Crisis, mejor dicho la religión del dinero, cuya divinidad
(en este caso temida) es la crisis. Existe un sentimiento de dependencia
absoluta, fe ciega en que las leyes económicas son la causa de nuestros
problemas, hasta se utiliza el término crisis para justificar los desperfectos
psicológicos y anímicos que sufre la sociedad española actual.
Al igual que la
religión, el dinero es una exigencia propia de las culturas occidentales, ya
que son éstas las que desde una postura más teísta distinguen entre divinidad y
el resto del mundo, y desde una postura capitalista y extrema entre dinero y
todo lo demás.
VIVENDA
VACÍA
España es un país con planes parciales inacabados que aun sin tener en
cuenta el actual abandono, son obsoletos en potencia, pues no se pensó en las
consecuencias de no frenar a tiempo la disparatada fiebre del ladrillo, que
planeaba ocupaciones desorbitadas y sin sentido urbanístico, social, económico
ni mucho menos energético.
Paisajes desolados, bosques de farolas, espacios nocturnos iluminados
propios de holocaustos zombies, infraestructuras tiradas a la basura
(consecuencia de haberlas construido y no darles uso) y millones de viviendas
vacías, son el resultado de haber sido una sociedad capitalista, egoísta,
globalizada y actualmente mega-endeudada.
“…el
endeudamiento de las familias españolas supera el 100% de nuestro PIB anual y
es mucho mayor que el de las Administraciones, a las puertas del embargo (ya
han caído en esta situación 300.000 familias desde que empezó la crisis) o sin
acceso al crédito hipotecario.”
[Javier Burón Cuadrado.Web
http://leolo.blogspirit.com]
Efectivamente, "Spain is different"...
Al igual que en la película de Metrópolis
de Fritz Lang (megalópolis del siglo XXI) en la que existen dos clases
diferenciadas: élite de propietario, que viven en la superficie, viendo el
mundo desde los grandes rascacielos y paisajes urbanos, frente una casta de
trabajadores, los obreros, que viven en un gueto subterráneo donde se encuentra
el corazón industrial con la prohibición de salir al mundo exterior, en España
al igual que en muchos países europeos la diferencia de clases que parecía
igualarse lentamente con el tiempo, ahora retrocede siendo cada vez es más
pronunciada, y el control lo tienen unos pocos y siempre al servicio de los
mercados y grandes empresas.
En nuestro caso, la rebelión pacífica contra los mercados, tiene que
partir de la base científica de que el “tamaño” depende de si se está
dimensionando algo de una dimensión (longitud), dos dimensiones (superficie),
tres dimensiones (volumen)…etc es decir que siempre hay que cuestionarse el
“comparado con qué” ; el temor a los grandes monopolios, dictaduras e imperios
debería sosegarse pensando en el caballo de Troya, no depende del número sino
de la habilidad. No depende de las jerarquías implantadas por la religión del
dinero, sino de la maña de posibles agrupaciones sociales, de utilizar como arma
corta-efecto el intelecto colectivo.
DONT PANIC_ORGANISE!!
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